Ruth era toda una aventurera; una mujer libre, protagonista de un errante fluir y una búsqueda constante que la llevaría más tarde, a incursionar en distintos círculos contraculturales. "Los barcos me fascinan. Cuando subo a uno de ellos me siento libre, me parece que pronto va a soltar amarras, de que me va a llevar lejos", le confesó a Julio Ardiles Gray en el libro que en 1972 la haría famosa. Ruth fue, como ella solía decirlo, una prostituta portuaria, lo que la diferenciaba de las callejeras, las callgirls, las coperas y las de burdel. Con esta clasificación Ruth daba cuenta de las distintas modalidades en que podía llevarse adelante el oficio en la Buenos Aires de la época.
Memorial de los infiernos, Ruth Mary: prostituta - Julio Ardiles Gray
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