Con Las mil maravillas, Denis Fernández ha llevado el gótico rural a su límite más siniestro. Cadáveres despedazados, restos irreconocibles que se instalan en los sueños con la contundencia de la podredumbre, muertas traídas por la corriente de un río, muertas tan vivas que no hay cómo sacárselas de encima. Asco, hedor, barro del más sucio. Y, sin embargo, aquí, hay también belleza, no solo la del paisaje y su minuciosa fauna de insectos certeros e invisibles, sino la de la noche oscura del alma. La lengua literaria de la desesperación se lo juega todo en esta historia, al punto de que no sabemos si eso que se nombra existe. Durante el carnaval, una pareja visita un pueblo, lugar doblemente separado del tiempo histórico –por las máscaras y por su desazonadora anacronía–. Allí descubren –cada uno a su manera– los poderes que desafían las verdades humanas o, más bien, que revelan de tal forma la verdad ambivalente del espíritu que ya no es posible cerrar los ojos ante lo ominoso, lo familiarmente ominoso. Ramón, un misterioso gurú, es el puente entre la precariedad del presente y un terrible mito antiguo que exige sacrificios de sangre. Su extraño magnetismo se suma al misterio del monte. Y del monte cerrado nadie escapa. Las mil maravillas hace de la oscuridad un texto bello y desgarrador.
top of page
$4.200,00Precio
bottom of page