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En el hambre de la posguerra un grupo de personas consigue un animal para comer, pero nadie sabe cómo matarlo y qué hacer después. La gente dice que Osaka no tiene muchos árboles, pero Odasaku los ve, siente el viento que corre entre sus ramas. Lo imprevisible de las relaciones humanas, esos ligeros giros que las dibujan. La belleza de cada una de estas situaciones. La belleza inseparable de su otro lado, el triste. Las historias de Oda son de una tristeza tan profunda que no necesita ser dicha. 

Oda no tiene un rumbo y así deambula, encontrando, diría Cortazar, sin buscar. Buscando el suyo, Oda nos abre un camino. Oda está en los márgenes del Japón de su tiempo, en el borde. Y los bordes son, también, parte de las cosas.

-Sus libros fueron prohibidos por el gobierno japonés de la ocupación, de la derrota y el reacomodamiento-. 

El signo de los tiempos - Oda Sakunosuke

$1.850,00Precio
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