Lucía Stanton tiene dieciseis años, una inteligencia explosiva, a su madre internada en un manicomio, un Zippo que atesora porque le recuerda a su papá y algunas ideas muy claras acerca de cómo debería funcionar el mundo. Vive con su tía, una vieja anarquista con la que comparte algunas reglas esenciales. Para Lucia lo más importante es: "No hagas cosas de las que no te sientas orgullosa". Luego de ser expulsada del colegio por haberle clavado un lápiz a un compañero que le faltó el respeto, a Lucía la aceptan en un nuevo colegio en donde toma contacto con la Sociedad del Fuego, una misteriosa organización de incendiarios que quiere terminar con las desigualdades y los privilegios.